Uno de los grandes errores de la sociedad actual es que no indaga para enterarse o conocer más sobre los temas que están en boga, ya sean musicales, cinematográficos o culturales. Ahora, parece que todo fuera hecho para ser consumido y desechado. Un claro ejemplo, es el auge de los superhéroes, ya que se convierten en pura novelería: “todos son fans de Iron Man” pero nadie sabe su verdadera historia y peor ha revisado el comic. Podría parecer que está comparación es irrelevante, sin embargo, nos permite concluir que a una de las celebraciones más difundidas a nivel global, el Halloween, también es pura novelería.
Este
artículo trata de presentar algunos datos curiosos sobre esta celebración:
información clasificada por los Hombres
de Negro para que nadie pueda enterarse por qué "chu..." se celebra el
Halloween. Ya se darán cuenta de que estas reseñas pueden resultar escalofriantes
y tal vez priven del sueño a unos pocos… ¡Mentira! El mero propósito es
entretener y contarles qué costumbres antiguas dieron nacimiento a esta fiesta
tan lucrativa y divertida.
El
Halloween, cómo casi todo lo moderno, se deriva de otras cosas, y en este caso
de una grupo de palabras All hallow's eve, que traducidas significan
“víspera de todos los santos”. Por lo tanto, y es evidente en el calendario
cristiano, que nos referimos a la noche del 31 de octubre, un día antes de la
celebración de la Fiesta de Todos los Santos. La diferencia es que los celtas,
en lugar de adorar a los “Santos”, veneraron a Samagin el dios de la muerte (interesante), quién permitía que la
línea que une el mundo de los vivos con el mundo espiritual desaparecía, dejando
que los espíritus (buenos y malos) pasen a nuestro mundo. Las almas de los familiares
–fallecidos- eran homenajeadas con una invitación a cenar; mientras que los
espíritus malévolos eran alejados mediante el uso de trajes y máscaras, ya que
se creía que así se ahuyentaba a los espíritus malignos.
Hay
que hacer un paréntesis para decir que los celtas, en realidad, si sabían cómo
divertirse. Es evidente que preparar la cena para un muerto, vestirse de
espíritu, pasar la noche huyendo y protegiéndose de los espectros entretiene
mucho más que estar arrodillado en una capilla rezando ¿No creen?
Continuando
con las costumbres del Halloween, todos hemos visto en la televisión o en el
cine que los niños gringos acostumbran a ir de casa en casa proponiendo a sus
adorables vecinos el juego del “truco o trato”. Participar en este juego no es
una decisión que se puede tomar a la ligera, pues tienes dos opciones o
quedarte sin dinero por comprar pacas de caramelos o esperar que caiga una
especie de vandalismo sobre tu propiedad. Sea como sea, el único beneficiario
es el pequeño visitante que acude a la puerta, ya que ganará un montón de
dulces (para luego enriquecer a los dentistas o terminar con un coma diabético)
o para explotar su “atacaso artístico” y decorar la casa con papel higiénico o
con muchos huevos podridos… ¿Genial verdad? Claro que sí, si es que tú hiciste la
broma pero si la recibiste, lo dudo.
Es
pertinente decir que esta costumbre del “truco o trato” se remonta varios años
atrás, pues se contaba que entre las aldeas deambulaba un espíritu (conocido
como Jack O’ Lantern o Cabeza de Calabaza) que visitaba tu puerta y pedía ejecutar
un “truco o trato”. La leyenda asegura que era mejor hacer “trato”, ya que si
no pactabas el espíritu usaría sus poderes para hacerte un “truco”, maldecir a
tu familia y a las generaciones venideras. Como única protección ante semejante
amenaza, existían los caza fantasmas… ¡Mentira!, surgió la idea de tallar
calabazas con rostros horrendos y colocarlas en la entrada para evitar que este
espíritu visite la casa.
Como
pudieron leer, Halloween no solo se trata de disfrazarse, asustar, tallar
calabazas y tener un coma diabético sino se trata de comprender la riqueza
cultural que está arraigada a esta celebración. No se puede negar que Halloween
es parte de la cultura de consumo, ya que cada elemento de esta celebración se
ha convertido en una magnífica fuente de ingresos. No obstante, nadie puede
obligar a alguien a que no lo celebré o no se disfrace, es más yo lo hago de
vez en cuando… ¡Es verdad! si les gusta disfrazarse háganlo, solamente recuerden
que antes de practicar alguna actividad infórmense sobre esta, les será más
placentero saber el por qué de las cosas.
Antes
de olvidarme, puede ser que este artículo sea leído por nuestros adorables
“patriotas”, aquellos que tienen dilemas existenciales sobre: ¿cómo celebro el
Halloween si soy fiel al Día del Escudo? Básico, disfrázate de Escudo de Armas
del Ecuador o, simplemente, busca un disfraz autóctono. Por ejemplo, podrías personificar
al gracioso Don Evaristo o, si prefieres los espíritus, vístete como la Pelona
o el Chusalongo… El punto es que disfrutes de la celebración y no te amargues.
A fin de cuentas, el hecho de disfrazarte no significa que estás vendiendo tu
identidad o seas pro-yanqui, simplemente te estás divirtiendo
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