14 de noviembre de 2012

El punto es disfrazarse autóctonamente


Uno de los grandes errores de la sociedad actual es que no indaga para enterarse o conocer más sobre los temas que están en boga, ya sean musicales, cinematográficos o culturales. Ahora, parece que todo fuera hecho para ser consumido y desechado. Un claro ejemplo, es el auge de los superhéroes, ya que se convierten en pura novelería: “todos son fans de Iron Man” pero nadie sabe su verdadera historia y peor ha revisado el comic. Podría parecer que está comparación es irrelevante, sin embargo, nos permite concluir que a una de las celebraciones más difundidas a nivel global, el Halloween, también es pura novelería. 

Este artículo trata de presentar algunos datos curiosos sobre esta celebración: información clasificada por los Hombres de Negro para que nadie pueda enterarse por qué "chu..." se celebra el Halloween. Ya se darán cuenta de que estas reseñas pueden resultar escalofriantes y tal vez priven del sueño a unos pocos… ¡Mentira! El mero propósito es entretener y contarles qué costumbres antiguas dieron nacimiento a esta fiesta tan lucrativa y divertida.  

El Halloween, cómo casi todo lo moderno, se deriva de otras cosas, y en este caso de una  grupo de palabras All hallow's eve, que traducidas significan “víspera de todos los santos”. Por lo tanto, y es evidente en el calendario cristiano, que nos referimos a la noche del 31 de octubre, un día antes de la celebración de la Fiesta de Todos los Santos. La diferencia es que los celtas, en lugar de adorar a los “Santos”, veneraron a Samagin el dios de la muerte (interesante), quién permitía que la línea que une el mundo de los vivos con el mundo espiritual desaparecía, dejando que los espíritus (buenos y malos) pasen a nuestro mundo. Las almas de los familiares –fallecidos- eran homenajeadas con una invitación a cenar; mientras que los espíritus malévolos eran alejados mediante el uso de trajes y máscaras, ya que se creía que así se ahuyentaba a los espíritus malignos. 

Hay que hacer un paréntesis para decir que los celtas, en realidad, si sabían cómo divertirse. Es evidente que preparar la cena para un muerto, vestirse de espíritu, pasar la noche huyendo y protegiéndose de los espectros entretiene mucho más que estar arrodillado en una capilla rezando ¿No creen?

Continuando con las costumbres del Halloween, todos hemos visto en la televisión o en el cine que los niños gringos acostumbran a ir de casa en casa proponiendo a sus adorables vecinos el juego del “truco o trato”. Participar en este juego no es una decisión que se puede tomar a la ligera, pues tienes dos opciones o quedarte sin dinero por comprar pacas de caramelos o esperar que caiga una especie de vandalismo sobre tu propiedad. Sea como sea, el único beneficiario es el pequeño visitante que acude a la puerta, ya que ganará un montón de dulces (para luego enriquecer a los dentistas o terminar con un coma diabético) o para explotar su “atacaso artístico” y decorar la casa con papel higiénico o con muchos huevos podridos… ¿Genial verdad? Claro que sí, si es que tú hiciste la broma pero si la recibiste, lo dudo.

Es pertinente decir que esta costumbre del “truco o trato” se remonta varios años atrás, pues se contaba que entre las aldeas deambulaba un espíritu (conocido como Jack O’ Lantern o Cabeza de Calabaza) que visitaba tu puerta y pedía ejecutar un “truco o trato”. La leyenda asegura que era mejor hacer “trato”, ya que si no pactabas el espíritu usaría sus poderes para hacerte un “truco”, maldecir a tu familia y a las generaciones venideras. Como única protección ante semejante amenaza, existían los caza fantasmas… ¡Mentira!, surgió la idea de tallar calabazas con rostros horrendos y colocarlas en la entrada para evitar que este espíritu visite la casa.

Como pudieron leer, Halloween no solo se trata de disfrazarse, asustar, tallar calabazas y tener un coma diabético sino se trata de comprender la riqueza cultural que está arraigada a esta celebración. No se puede negar que Halloween es parte de la cultura de consumo, ya que cada elemento de esta celebración se ha convertido en una magnífica fuente de ingresos. No obstante, nadie puede obligar a alguien a que no lo celebré o no se disfrace, es más yo lo hago de vez en cuando… ¡Es verdad! si les gusta disfrazarse háganlo, solamente recuerden que antes de practicar alguna actividad infórmense sobre esta, les será más placentero saber el por qué de las cosas. 



Antes de olvidarme, puede ser que este artículo sea leído por nuestros adorables “patriotas”, aquellos que tienen dilemas existenciales sobre: ¿cómo celebro el Halloween si soy fiel al Día del Escudo? Básico, disfrázate de Escudo de Armas del Ecuador o, simplemente, busca un disfraz autóctono. Por ejemplo, podrías personificar al gracioso Don Evaristo o, si prefieres los espíritus, vístete como la Pelona o el Chusalongo… El punto es que disfrutes de la celebración y no te amargues. A fin de cuentas, el hecho de disfrazarte no significa que estás vendiendo tu identidad o seas pro-yanqui, simplemente te estás divirtiendo

No hay comentarios:

Publicar un comentario