A partir del siglo XX, en todo
el mundo se planteó una nueva forma de hacer arte, la cual respondía a la
concepción de revolución, es decir, una oposición de ideas que buscaron irrumpir
en lo establecido. La finalidad de esta insubordinación ideológica fue encontrar
una voz propia que sirva como forma de expresión contra los dogmatismos que
regían a la sociedad de aquella época.
A partir de los años 60, en
Ecuador se produce un cambio cultural importante que se manifestó en los movimientos
de vanguardia, cuyas raíces se asentaron en las nuevas corrientes de
pensamiento como el Socialismo, representado en la Revolución Cubana; a esto se
sumó un deseo latente de dejar de ser un país subdesarrollado. Todo este
sentimiento se expresó en un conjunto de obras que rompían con la percepción de
estética de los artistas ecuatorianos, los bellos paisajes y los retratos
fueron reemplazados por figuras amorfas y dibujos irónicos que buscaron
representar una sociedad putrefacta, en donde el eje central del arte era exteriorizar
la repulsión hacia la realidad.
En este contexto entró en escena
el grupo conocido como Los Cuatro Mosqueteros,
compuesto por Nelson Román, José Unda,
Washington Iza y Ramiro Jácome. Sus obras se caracterizaron por presentar
nuevas tendencias en lo que respecta a la representación del ser humano, donde
los cuerpos sin rostros, sin órganos, compuestos solamente por huesos, eran el
conjunto visual que expresó una existencia vacía, sin propósito y llena de
angustia. La finalidad de su arte era imponer una cultura de la resistencia
basada en la intelectualidad como una forma de oposición a la violencia de la
sociedad.
Para que toda esta carga
representativa calara en la comunidad de la época, en 1970, los
artistas recopilaron sus obras más representativas en una anti bienal, llamada “La
Ruptura del Yo Individualista” que fue realizada en contra del "Salón de
Julio" en Guayaquil. En esta exposición los asistentes pudieron darse
cuenta de que el arte como estaba concebido había cambiado, en el sentido de
que ya no se representaba lo bello, sino lo “feo” que muchas veces permanecía
oculto o no quería ser expuesto. Mediante lo anti estético se logró expresar el
rechazo hacia la sociedad inequitativa, injusta y autoritaria. Si bien el
trasfondo de la obra fue claro, el contenido no llegó a ser comprendido por la
gente que no estaba familiarizada completamente con el mundo de lo pictórico.
En este punto, es importante
mencionar que Mario Vargas Llosa es acertado al señalar que el arte debe tener
un fin y trasmitir algo. En este caso un sentimiento de denuncia o
inconformidad social. El mensaje debe tener la facultad de transmitir lo que el
artista quiere expresar mediante los símbolos que coloca en su obra. Estos
deben tener la capacidad de llegar a cualquier tipo de público; lo que significa
que no se debe hacer “arte por arte”, pues esto nos conduce a masificar las
ideas, un mecanismo que le quita el aura
a la producción artística, degenerando al arte.
buena presentacion
ResponderEliminarNo aprendí nada
ResponderEliminarNo sé cuál es la pintura de Nelson
ResponderEliminarxD
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